Tomé la píldora del día después dos veces y la gente se sorprende cuando hablo con franqueza al respecto. Para algunos, es una admisión de culpa, de que te equivocaste, de que fuiste “irresponsable”.
Para mí, esto no tiene sentido. La irresponsabilidad es la falta de respuesta, de acción asertiva. Nadie se siente irresponsable pidiendo medicamentos para la tos o el ardor de estómago.
La primera vez que la tomé fui a la farmacia con mi novio, siento que fue una decisión de los dos. El farmacéutico me hizo algunas preguntas básicas y luego me sugirió que tomara la píldora del día después. Me dieron la píldora y me fui.
La segunda vez, me había quedado dormida sin tomar la píldora. Recuerdo haberme notado un poco más aprensiva, ya que la farmacia era más pequeña e iba a ser escuchada por todos. Me animé con mi mantra de ‘eres una mujer responsable’ y pregunté de todos modos. Me atendieron muy amablemente y en esta ocasión también me informaron sobre el riesgo de las enfermedades de transmisión sexual, me preguntaron sobre lo que había sucedido y que debía hacer.
En mis dos experiencias me sentí aliviada, como esquivando una bala o presionando el botón de reinicio. Ambos incidentes ocurrieron durante una relación a largo plazo. Les he hablado a otros con franqueza de mi experiencia, no solo para reducir el estigma sobre esta forma de anticoncepción, sino también para reducir el miedo y los mitos que la rodean. Para que más mujeres lo vean como una segunda oportunidad que pueden tomar si su anticonceptivo normal ha fallado, o por cualquier razón, y no como un fallo personal.
Sara, 25
Tomé la píldora del día después dos veces y la gente se sorprende cuando hablo con franqueza al respecto. Para algunos, es una admisión de culpa, de que te equivocaste, de que fuiste “irresponsable”.
Para mí, esto no tiene sentido. La irresponsabilidad es la falta de respuesta, de acción asertiva. Nadie se siente irresponsable pidiendo medicamentos para la tos o el ardor de estómago.
La primera vez que la tomé fui a la farmacia con mi novio, siento que fue una decisión de los dos. El farmacéutico me hizo algunas preguntas básicas y luego me sugirió que tomara la píldora del día después. Me dieron la píldora y me fui.
La segunda vez, me había quedado dormida sin tomar la píldora. Recuerdo haberme notado un poco más aprensiva, ya que la farmacia era más pequeña e iba a ser escuchada por todos. Me animé con mi mantra de ‘eres una mujer responsable’ y pregunté de todos modos. Me atendieron muy amablemente y en esta ocasión también me informaron sobre el riesgo de las enfermedades de transmisión sexual, me preguntaron sobre lo que había sucedido y que debía hacer.
En mis dos experiencias me sentí aliviada, como esquivando una bala o presionando el botón de reinicio. Ambos incidentes ocurrieron durante una relación a largo plazo. Les he hablado a otros con franqueza de mi experiencia, no solo para reducir el estigma sobre esta forma de anticoncepción, sino también para reducir el miedo y los mitos que la rodean. Para que más mujeres lo vean como una segunda oportunidad que pueden tomar si su anticonceptivo normal ha fallado, o por cualquier razón, y no como un fallo personal.